Acuario y Urano: Entregarse al cambio
Serie de artículos sobre los signos del Zodiaco enfocándolos como facetas del psiquismo humano y caminos evolutivos que todos recorremos.
Qué simbolizan energéticamente y psicológicamente:
Lo primero que nos puede sorprender en relación a Acuario es que su nombre y su símbolo estén vinculados al Agua cuando se trata de un signo de Aire. Sí, el elemento de Acuario es el Aire, es decir, el ámbito del pensamiento, de las relaciones sociales, y no el ámbito del Agua, es decir, el ámbito de las emociones. De hecho, Acuario es un signo muy poco emocional. Sin embargo, su nombre y su símbolo están relacionados con el Agua porque acuario representa, como fase del Zodíaco, la renovación.
El agua es justamente un elemento que nos hace visible el hecho de que todo se renueva constantemente. El agua, con su ciclo, con la transformación evidente que vemos a través de la lluvia, del mar, de la evaporación, de las aguas del subsuelo, pero también la evaporación de nuestros cuerpos, de las plantas que chupan el agua de la Tierra, etc., nos es más evidente para hacer esta metáfora del hecho de que todo está en constante renovación. No sólo el agua, sino todas las células de los seres vivos están en constante renovación; todo cambia constantemente: esto dice Acuario.
En relación al agua, de hecho, una cosa que a mí me fascina es pensar que toda el agua existente hoy en día en la Tierra es la misma agua que ha existido desde siempre en el planeta, que, según ciertas teorías científicas, habría llegado con meteoritos, micro gotas tras micro gotas, a través de una lluvia que duró millones de años; millones y millones de meteoritos caídos del cielo; justamente «Urano» significa cielo en griego. Y nosotros, seres humanos actuales, somos hechos de un gran porcentaje de agua, ya lo sabemos. Y este agua de la cual estamos hechos es la misma agua. A través de nosotros pasa la misma agua que pasó por generaciones anteriores, por plantas, por animales.
Entonces, realmente, la esencia de Acuario es entender que detrás de las formas, en las cuales nosotros nos fijamos enormemente porque les asociamos una identidad, realmente lo que está vivo en una forma es energía y es algo que se renueva constantemente y que no tiene identidad, que está en constante movimiento. Para entender mejor las implicaciones psicológicas de esta percepción acuariana es conveniente considerar Acuario en relación a Leo, su signo opuesto; el eje Leo-Acuario es el eje de la identidad, justamente.
A nivel psicológico, el patrón de Leo es un patrón centralizador. De hecho, el Sol, como centro del sistema solar, es el patrón násico de la fase Leo del Zodíaco. Asimismo, nosotros, psicológicamente, como individuos, sentimos profundamente que somos el centro de nuestra existencia y la sensación de identidad, de saber y sentir quiénes somos, sirve de pilar central al edificio psíquico que somos. Como contra-peso a esta sensación de centro y fijeza de la identidad está Acuario, que nos trae la sensación de renovación y cambio de nuestra identidad que podemos experimentar a través de las relaciones con otros. Acuario es un signo de Aire que nos lleva a experimentarnos a través de los otros, experimentando una nueva parte de mí, una nueva faceta de mí, un nuevo territorio de mí en cada relación. Si me abro a la experiencia acuariana, el otro me lleva a experimentarme en lo desconocido de mí-mism@.
Camino evolutivo:
El aprendizaje acuariano nos toca a tod@s hacerlo y es complejo. Ahora, para quienes tienen mucho Acuario en su carta natal o tienen a su regente Urano realzado en su carta natal, un aprendizaje central para estas personas tendrá que ver con la identidad, el saber quién soy, en relación a lo que los demás me hacen sentir que soy, y con el tema de la importancia del «yo».
La complejidad acuariana viene de que vivimos esta temática desde una consciencia leonina, porque la fase Leo es mucho más accesible para nuestra consciencia. Esto se plasma en la importancia que nos damos tod@s individualmente, y en nuestra tendencia a idealizar, a ensalzar, las cualidades individuales. El miedo a no ser reconocido y a no valer nos lleva a querer inmovilizar esta idea idealizada de nosotros mismos o de los demás, cuando en realidad nos estamos renovando constantemente, y todas aquellas valoraciones son efímeras.
Si soy muy acuarian@, tengo esta sensibilidad a la renovación que hace que a mí me guste lo diferente; es bien sabido que la gente de Acuario es original o incluso excéntrica, es renovadora, progresista, le gusta lo nuevo, etc. ¿Por qué? Porque es lo diferente, es lo opuesto a lo idéntico, a la identidad de Leo, a lo que se espera en los demás, a lo ya reconocido por los demás; buscan algo nuevo, que sorprenda, que rompa con lo conocido. Ahora, una cosa es entregarse a que yo en ningún momento vaya a acabar de saber bien bien quién soy ni quién eres y entregarme a este viaje de descubrimiento, y otra muy diferente es seguir en la lógica leonina de darle mucha importancia al ego, a la imagen, a la admiración, pero de una manera acuariana; es decir, en lugar de gustar de una manera esperable, intentar gustar o no gustar de una manera no esperada, más sorprendente; ahí estaré jugando al mismo juego.
Acuario viene después de Capricornio. La trampa de la fase Capricornio para todos nosotros es la repetición de modelos, y justamente Acuario rompe claramente con esta inercia de la tradición, esta inercia del no querer fallar y de seguir modelos, ese temer ser excluido de la sociedad y aquel intento de estar siempre en lo correcto en relación a lo que los demás esperan de mí. Por eso la gente que tiene mucha energía acuariana tiende a ser contestataria, revolucionaria, rebelde; se trata de un necesario efecto de péndulo en relación al conservadurismo capricorniano; un movimiento de liberación.
De hecho Acuario y Urano, su planeta regente, están asociados a la libertad y la creatividad. Ahí también habrá otro aprendizaje; valoramos mucho la libertad y la creatividad, pero en el fondo nos asustan enormemente cuando las vivimos; entregarse verdaderamente a la libertad y a la creatividad es un desafío para tod@s nosotr@s, y es una necesidad para tod@s nosotr@s; es nuestra parte uraniana, la función transpersonal de Urano en nosotr@s.
Así, de manera similar a la complejidad del eje Leo-Acuario donde no es tan fácil ser verdaderamente diferente, aquí pasa algo parecido entre Capricornio y Acuario. En efecto, puedo ser súper contestatario, revolucionario, metido en política, en ideologías súper novedosas y vanguardistas y que contestan la tradición, pero de la manera igual de rígida e igual de normativa que el más capricorniano, imponiendo normas, juzgando a otros, clasificando a otros, o sea siguiendo el mismo patrón capricorniano rígido y temeroso de equivocarse. Ésta es otra trampa acuariana: el falso revolucionario, es decir, el que va vestido de revolucionario pero que en realidad es igual de rígido que las personas a quienes critica. Y es que lo mismo que no es fácil salir del narcisismo leonino para nadie, tampoco es fácil salir de la rigidez capricorniana para nadie. Por eso el signo de Acuario es un signo muy difícil para cualquiera de nosotros y para los que les toca experimentarlo más que otros porque tienen mucho Acuario en su carta, es un gran desafío. Los signos del final del Zodíaco son más complejos que los del principio y son más desafiantes para la conciencia humana y el aprendizaje que proponen es más costoso.
Símbolo:
Las olas que simbolizan el signo ya pueden ser entendidas como agua o como ondas energéticas; en ambos casos, simbolizan el carácter fluido y cambiante de la Vida, que encarna en formas (la forma es simbolizada por la vasija del agüero). El psiquismo humano se identifica y apega a las formas, perdiendo de vista que éstas están en constante evolución y cambio.
Datos técnicos:
Para observar en una carta natal la fuerza relativa de la energía acuariana y de Urano, tendremos en cuenta los siguientes elementos:Sol, Luna o Ascendente en Acuario; Sol o Luna en casa XI; Urano en casa I, casa X o casa XII; varios planetas en Acuario; aspecto de conjunción, oposición o cuadratura entre el Sol o la Luna y Urano.