Cáncer y la Luna: Sentir
Serie de artículos sobre los signos del Zodíaco enfocándolos como facetas del psiquismo humano y caminos evolutivos que todos recorremos.
Qué simbolizan energéticamente y psicológicamente:
Cáncer es el primer signo de Agua y el signo regido por la Luna. El Agua simboliza las emociones, la vida interior, la imaginación, el inconsciente; es el mundo emocional, los sentimientos. Cáncer está asociado a las sensaciones de ternura, de vulnerabilidad, de necesidad de protección, de nutrición afectiva, y al arquetipo de la madre.
Una palabra clave para Cáncer es “ternura”. Digamos que es lo tierno en nosotros; nuestra parte tierna y por lo tanto vulnerable, pero también nuestra ternura, es decir nuestra capacidad de ternura hacia el mundo, hacia los demás. Es nuestra sensibilidad emocional; cuando decimos que “somos sensibles”, nos referimos a que somos vulnerables emocionalmente, pero “ser sensible” también significa tener una capacidad de contacto emocional con los demás y con el mundo que nos rodea; de sentir a los demás, de sentir la realidad que nos rodea.
De hecho, la Luna, como función psíquica, es justamente “hacer contacto”, esto es, hacer puente entre nuestra intimidad, nuestra interioridad, y el mundo externo. Por eso es, podríamos decir, la función psíquica más básica en nosotros los seres humanos, y también la fuente de nuestras alegrías y de nuestras desgracias, de nuestros dramas, porque es realmente la función psíquica que nos comunica emocionalmente con el mundo y con los demás.
En un nivel más energético y biológico, la Luna simboliza y rige lo blando, lo tierno que necesita ser protegido, como por ejemplo un embrión que crece dentro de un útero, que a su vez está protegido por unas caderas. Nuestras partes más vulnerables como el cerebro, el corazón, los pulmones, están protegidos por unas estructuras óseas que las protegen. La infancia, tanto en animales como en nosotros, es un momento en el cual necesitamos y recibimos protección pues no podemos crecer desprotegidos. Esta blandura, esta vulnerabilidad, tienen como correlato la dependencia, la cual a su vez genera vínculos simbióticos. La sensación, y la realidad objetiva, que simboliza Cáncer es pues ese necesitarnos los unos a los otros.
Camino evolutivo:
Como todas las facetas y funciones de nuestro psiquismo, ésta ha de recorrer un camino evolutivo, una maduración. Aquí uno de los desafíos madurativos ligados a Cáncer y a la Luna será la capacidad de madurar esta función de contacto para tener un contacto con el exterior cada vez más real, más objetivo. Si bien en nosotros adultos la Luna sigue representando unas necesidades afectivas y emocionales como en los niños, también y sobre todo simboliza nuestra capacidad de sentir y por lo tanto nuestra capacidad de amar, de tejer vínculos íntimos y nuestra capacidad de conectar con nosotros mismos íntimamente. Por eso, el trabajo lunar, que nos toca a todos hacer, consiste en madurar nuestra manera de sentir para que ésta sea cada vez menos infantil, menos subjetiva, menos egocéntrica, menos reactiva, y cada vez más abierta al otro, al mundo, más conectada realmente con lo que pasa a mi alrededor y con lo que pasa interiormente, y menos condicionada por unos patrones y unas reacciones infantiles, ligados en lo profundo al miedo a no pertenecer y a no ser querido/a.
A las personas que tengan la Luna o el signo de Cáncer realzados en su carta natal les costará más y les será aún más necesario ese trabajo de maduración de la función lunar. Pues si bien este predominio de lo lunar en su estructura energética las hace, en principio, sensibles, afectuosas y conectadas con sus emociones, esto no quiere decir que su manera de vivir el afecto y el contacto emocional con el mundo sea madura; al contrario, su gran vulnerabilidad y necesidad de afecto las ha llevado a desarrollar mecanismos y estrategias que les tocar deconstruir para liberar su sensibilidad.
El trabajo lunar consiste pues en transformar la subjetividad, transformar las reacciones infantiles, para que haya una mejor comunicación entre mí adentro y mi afuera, entre yo y los demás, para que pueda sentir a los demás de manera más compleja y más individualizada, es decir menos condicionada y menos reactiva.
Símbolo:
Para simbolizar esta faceta de nuestro psiquismo, la astrología mesopotámica eligió el cangrejo, animal acuático que busca refugio en los huecos de las rocas o cava agujeros en la arena, que vive en las aguas calentitas de la orilla, y cuya anatomía expresa con claridad el patrón universal de proteger lo blando dentro de lo duro.
La raíz sanskrita kar presente en la palabra griega karkinos de donde proviene la palabra española cangrejo significa “duro”, lo cual podría parecer paradójico aquí, hablando del símbolo de lo blando. Pero nos lleva a observar que la energía funciona de manera polar; lo blando necesita y genera lo duro, y recíprocamente. En el nivel psicológico, el caparazón del cangrejo nos habla de nuestras reacciones defensivas en situaciones donde no podemos aplicar el patrón relacional madre-hijo/a y en las cuales percibimos el mundo como duro, así como de nuestra tendencia a refugiarnos en lugares y relaciones donde nos sentimos protegidos.
Finalmente, las pinzas del cangrejo evocan la tendencia a engancharse energéticamente y afectivamente con otros, y el apego emocional, la dificultad a soltar elementos del mundo de los cuales sentimos que dependemos.
Datos técnicos:
Para observar en una carta natal la fuerza relativa de la energía canceriana y de la Luna, tendremos en cuenta los siguientes elementos: Sol, Luna o Ascendente en Cáncer; Sol o Luna en casa IV; Luna en casa I, casa X o casa XII; varios planetas en Cáncer; aspecto de conjunción, oposición o cuadratura entre el Sol y la Luna.