Libra y Venus: Abrirse

Serie de artículos sobre los signos del Zodíaco enfocándolos como facetas del psiquismo humano y caminos evolutivos que todos recorremos.

Qué simbolizan energéticamente y psicológicamente:

Libra es el segundo signo de Aire y es regido por Venus. Es la energía femenina por excelencia. El movimiento energético de Libra es abrirse, abrirse como una flor. Las flores son el órgano reproductor femenino de las plantas; su belleza y su fragancia atraen los polinizadores. De la misma manera, nosotros cuando estamos dispuestos al encuentro con el otro, nos abrimos como flores, sacamos a relucir nuestras partes más atrayentes y esto lo hacemos específicamente con la sonrisa. La sonrisa es un elemento libriano, un elemento venusino, por excelencia. Una cara se transforma por completo cuando sonríe; en primer lugar, manda el mensaje no verbal de que hay paz, de que hay peligro, de que no hay enfado, de que no hay rencor, de que puedo entrar en contacto contigo sin que me vayas a pinchar. Esto sería la sonrisa de cortesía; la sonrisa que hacemos en el día a día para hacer los contactos humanos más fáciles. Luego hay aquella sonrisa más sentida que realmente le dice al interlocutor que estoy con ganas de entrar en contacto con él.

Las palabras clave que podemos asociar a Venus y a Libra son: seducción, atracción, encuentro, erotismo, placer. El encuentro con el otro, la seducción, empiezan con la sonrisa que es un movimiento de apertura de la boca, un movimiento simbólico de que nos estamos abriendo al otro. Pensemos también que la relación sexual empieza por la boca; nos besamos en la boca para abrir el canal de intercambio sexual. Pero ahora me estoy adelantando un poco y esto sería ya el paso de Libra a Escorpio.  

O sea que la sonrisa nos hace mucho más atractivos y favorece los intercambios con otras personas. Y justamente, la función de Libra en el psiquismo humano es la función del encuentro; encontrarse con un otro que me va a complementar porque como individuo solo, ni soy, ni sé lo que soy, ni me puedo desarrollar. Siempre voy a necesitar al otro a lo largo de mi vida; a través de miles y miles de interacción, de miles y miles de encuentros con otros seres, voy a actualizar mi potencial, desarrollar lo que soy, descubrir lo que soy y sobre todo gozar lo que soy.

Libra es un signo de Aire; es por eso que aún no estamos en la fusión emocional que implica el sexo, sino en un nivel de encuentro con el otro más liviano, más distante, tal como una conversación, bailar juntos, comer juntos, pasear, esto es, intercambiar energía sin esa intensidad que luego se dará en Escorpio.

El Aire como elemento simboliza la necesidad humana de socializar, de relacionarse con otros seres y de intercambiar información, ideas, impresiones, puntos de vista. Libra viene después de Virgo, y así, siempre el Aire sucede a la Tierra en el Zodíaco. La sucesión de los Elementos en el Zodíaco tiene, evidentemente, su lógica y su sentido. Para empezar, observemos que el Aire es de polaridad yang y viene después de la Tierra que es de polaridad yin; con la secuencia Fuego (yang) – Tierra (yin) – Aire (yang) – Agua (yin), tenemos una alternancia primaria que es el latido básico del Zodíaco: la oscilación entre polos femenino y masculino, entre interiorización y exteriorización. Al hablar del signo de Leo, vimos que el Fuego nos permite conectar con la potencia, con el deseo, con el impulso, no pudiendo conectar con nada más porque hay que poner toda la energía para conseguir potencia. Después del Fuego viene un movimiento yin de freno; para poder canalizar este impulso y poder concretizarlo, necesito tocar el límite de lo que es posible o no, de lo que hay, de lo que es real. Pero este movimiento de cierre, de limitación, de la Tierra que viene después del Fuego, necesita a su vez un reequilibrio hacia lo yang que se lo va a dar el Aire. Porque la Tierra me hace más realista, sí, pero también me encierra en una visión demasiado estrecha de las cosas. Por eso viene después el Aire, que me permite abrirme hacia otras visiones, otros puntos de vista, los cuales, obviamente, me llegarán a través de otras personas. Por eso el Aire es un movimiento de socialización, de vinculación. Necesito diversificar mis puntos de vista, necesito renovar mi mirada, para entenderme a mí misma y entender el mundo.

Veamos la lógica de la sucesión de los signos desde Leo hasta Libra: en Leo estamos centrados en desarrollar nuestra personalidad, nuestra soberanía personal, y, para poder abrirnos a un encuentro con otro, que es lo que pasa en Libra, cosa que no podríamos lograr desde ese egocentrismo, ese narcisismo, leoninos que tenemos todos y que nos impide interesarnos por el otro, es necesario pasar primero por Virgo; tengo que conectar con una humildad, de que yo no soy el centro del universo, de que soy parte de un contexto, de que soy un elemento más de todo un sistema, para desarrollar la madurez que me va a hacer capaz luego de encontrarme con otros y de interesarme por otros.

Camino evolutivo:

El encuentro con el otro implica un peligro, representa una amenaza, para el ego. Cuando hablamos de flor, de sonrisa, de placer, parece que estemos hablando de algo solamente placentero, pero el encuentro con el otro es complejo y costoso para tod@s nosotr@s.

Esta amenaza la medimos instintivamente en términos de equilibrio; de hecho, Libra está simbolizado por una balanza. Todos tenemos ese instinto de estar midiendo constantemente si hay equilibrio en nuestra relación con los otros; cómo están de equilibrados el dar y el recibir, el hablar y el escuchar, si están en sintonía nuestros ritmos, en cualquier nivel. Por ejemplo, si te gusto yo más a ti de lo que tú me gustas, o al revés, esto crea un desequilibrio en la relación. Y esta sensación de equilibrio o desequilibrio la sentimos en términos de confirmación de nuestro ego, de nuestra auto-imagen, de nuestra dignidad, porque en realidad, algunos más, algunos menos, nos quedamos todos “atascados” en Leo, en ese viaje de la consciencia que simboliza el Zodíaco.

A lo largo de nuestra existencia, es a través de miles y millones de intercambios con otras personas que vamos actualizando quiénes somos, descubriendo, expresando y desarrollando nuestro ser. Pero, estos encuentros, estos intercambios, entrañan un cierto nivel de complejidad y de amenaza para mi ego, pues si hay momentos en los que me siento confirmada/o en mi ego, también hay muchos momentos en los que no me siento confirmada/o como desearía.

Entonces, el miedo libriano presente en tod@s nosotr@s es el miedo a no gustar, el miedo a caer mal, el miedo al conflicto, el miedo al desequilibrio en las relaciones. Evidentemente, este miedo será más fuerte para quienes tengan el signo de Libra muy representado o el planeta Venus muy enfatizado en su carta natal; éste va a ser un tema muy importante para ell@s.

Entonces el trabajo libriano, para tod@s nosotr@s, pero especialmente para las personas librianas o venusinas, es desarrollar esa madurez de poder observarme en las relaciones; observar mis miedos, mis reacciones automáticas y las estrategias inconscientes que pongo en marcha en aquellas múltiples situaciones en las cuales yo percibo un desequilibrio. Cómo reacciono y qué estrategias pongo en marcha para evitar o compensar esos desequilibrios. Porque todos aquellos, miedos, reacciones y estrategias son los que me impiden abrirme al otro. Cuanto más consciente consiga ser en relación a mis estrategias y a las de los demás, más distancia, más perspectiva, voy a lograr tener en las relaciones; y la distancia, la perspectiva, es justamente la cualidad del Aire, diciéndonos que son necesarias para el buen funcionamiento de las relaciones.

Pero, cuidado, no se trata de aquella distancia que es indiferencia, que es no implicarse en las relaciones, pues esto es una reacción defensiva ante la amenaza de lo relacional. Sino es la distancia que me proporciona la atención consciente.

Y entonces voy a poder, quizás, ser más auténtica en mis relaciones, porque todas aquellas estrategias que llevo tantos años poniendo en marcha en mis relaciones -lo cual es totalmente natural- me alejan de lo que realmente siento, de lo que realmente soy, de lo que realmente quiero.

Así que la profunda sabiduría de Libra -y aquí no estoy hablando de la gente que tiene el Sol en Libra, sino de la faceta Libra de nuestro psiquismo- es: necesito al otro, porque no soy sin el otro, no en el sentido canceriano de necesitar sentirme querid@ y pertenecer, sino en el sentido de que necesito un intercambio constante con otros para ser yo como individuo.

Y el desafío y aprendizaje de Libra en tod@s nosotr@s, es poder abrirme al otro sin perder la conexión profunda conmigo mism@, poder ser yo mism@ auténticamente en la relación, abriéndome al otro, interesándome por el otro y dejando que el otro me fecunde, simbólicamente, como el polinizador fecunda la flor.

Símbolo: 

El símbolo de la balanza es relativamente reciente, pues aparece en la era romana. En la astrología mesopotámica no existía el signo de Libra y en la zona de la eclíptica correspondiente, los astrónomos mesopotámicos veían las pinzas del Escorpión, constelación vecina. Al final de la era griega fue cuando se separó lo que sería Libra de lo que ya era Escorpio, dándole entonces el nombre de Zugos, que significa yugo.

Podemos observar que en todos estos casos se trata de un símbolo dual, al igual que Géminis, otro signo de Aire, y esto tiene como sentido profundo que la relación (relacionar es la función del Aire) necesita de 2, como base. Pero mientras en Géminis el acento está puesto en el juego semejanza/diferencia (los gemelos) que se refiere a la actividad mental, al funcionamiento del cerebro, en Libra el acento está puesto en el equilibrio de opuestos complementarios (el yugo o la balanza) que se refiere a las relaciones interpersonales. El yugo es aquel artefacto que obliga a dos seres a ir a una, y es la raíz de la palabra «conyugal». La balanza por su parte simboliza la búsqueda del equilibrio en las relaciones.

El equilibrio simbolizado por la balanza es, en primer lugar, el equilibrio entre día y noche que se da en el equinoccio de otoño, que marca la entrada del Sol en el signo de Libra. Y aquí encontramos el simbolismo profundo de este signo: el movimiento polar de la energía y la naturaleza polar de todas las cosas. Día y noche, vida y muerte, femenino y masculino, dolor y placer, cierre y apertura, tú y yo, y un largo etcétera.

Datos técnicos:

Para observar en una carta natal la fuerza relativa de la energía libriana y de Venus, tendremos en cuenta los siguientes elementos: Sol, Luna o Ascendente en Libra; Sol o Luna en casa VII; Venus en casa I, casa X o casa XII; varios planetas en Libra; aspecto de conjunción, oposición o cuadratura entre el Sol o la Luna y Venus.