Piscis y Neptuno: sentirse parte del todo
Serie de artículos sobre los signos del Zodiaco enfocándolos como facetas del psiquismo humano y caminos evolutivos que todos recorremos.
Qué simbolizan energéticamente y psicológicamente:
Ya hemos llegado a Piscis, la última fase del recorrido zodiacal, la última fase del viaje de la conciencia que simboliza el ciclo zodiacal. Piscis es la gota que vuelve al océano.
Con la metáfora del ciclo del agua podemos entender el viaje de la conciencia individual, que sale de la indiferenciación, simbolizada por la gota disuelta en el océano, que pasa por toda una serie de vivencias y transformaciones, siendo el agua ahora vapor, ahora hielo, ahora lluvia, ahora agua subterránea, ahora río, ahora lago, hasta que vuelve al mar, vuelve a unirse al todo del cual emergió, ojalá en un estado de unión, quizás todavía en un estado de indiferenciación.
Piscis es un signo mutable. Los signos mutables son aquellos que terminan las estaciones y preparan el inicio de la estación siguiente. Los signos mutables son el final de un recorrido, el final de una experiencia y simbolizan momentos de comprensión. Justamente porque ¿en qué momento comprendemos lo que vivimos, por dónde hemos pasado? Al final, cuando acaba.
Piscis es el signo mutable por excelencia, ya que es el último de todos los signos. ¿Qué pasa en Piscis? Se da una preparación para el nuevo comienzo que tendrá lugar en Aries. ¿Qué se necesita para que el nuevo comienzo sea libre del máximo peso del pasado, para que sea el más creativo, nuevo y potente posible? Pues que en Piscis se puedan disolver un máximo de contenidos acumulados en la conciencia, en el psiquismo; contenidos intelectuales de creencias, contenidos emocionales de emociones, miedos y reacciones automáticas, recuerdos.
De hecho, el adjetivo mutable evoca la transformación, evoca la muda de la serpiente, siendo justamente la serpiente un animal que muchas culturas tradicionales utilizaron como símbolo de la ciclicidad, para simbolizar aquella ciclicidad que observaban en la naturaleza.
Lo que pasa al final del Zodiaco es que, a través de las fases de Acuario y Piscis, se da una preparación del ciclo siguiente con, en Acuario, un cambio, una renovación de las ideas y en Piscis, una disolución de los hábitos inconscientes, de los apegos inconscientes. En Acuario en realidad lo nuevo no se da aún (es en Aries, en el ciclo siguiente, que se dará lo nuevo) pero ya intuyo, siento, lo nuevo, deseo lo nuevo, lo anhelo. Antes de llegar efectivamente a esa novedad que se dará en Aries, tengo que pasar por aquella fase de disolución que es Piscis; una etapa a veces no fácil de llevar, porque un poco deprimente, para limpiar el pasado, soltar la mochila, como si hubiéramos subido a la cima en Capricornio con una mochila llena de cosas que nos parecían muy útiles y necesarias, pero que en la bajada tenemos que abandonar para entregarnos realmente a lo nuevo.
Piscis es un signo de Agua. El Agua simboliza el inconsciente, es decir, aquellos procesos invisibles que se dan constantemente en el psiquismo en relación a nuestras experiencias; experimentamos y luego integramos a nivel inconsciente nuestras experiencias. ¿Qué sentido tiene que el Agua venga al final de la secuencia de los elementos? Si entendemos las experiencias como tantas ocasiones de aprendizaje, de maduración, de integración, tiene sentido que primero venga la acción del Fuego, el experimentar, el lanzarse, luego venga la realidad de la Tierra, la experimentación concreta, el aterrizaje, luego venga la elaboración mental del Aire, ya más compleja, y finalmente venga el sentir del Agua, que nos permite integrar lo vivido.
Eso también nos dice que las transformaciones que vivimos, que necesitamos vivir, y a veces anhelamos con impaciencia, porque tardan, no pueden darse sólo por el hacer del Fuego o de la Tierra, o sólo por el entender del Aire; para que las transformaciones psíquicas se den, tienen que culminar por el sentir. Todo tiene su tiempo y tenemos que sentir las cosas para poder realmente transformarnos.
Camino evolutivo
El Agua también simboliza nuestra capacidad y nuestra necesidad de sentirnos unidos a otros seres humanos, que es lo que llamamos comúnmente «Amor«, aunque detrás de esta palabra haya muchas realidades, muchos niveles, porque depende del nivel de conciencia con el cual vivamos lo vivamos. Pero básicamente, y dejando de lado nuestras idealizaciones en relación al amor, lo que pasa entre nosotros son procesos inconscientes de identificación, de proyección, de transferencia, es decir, todos procesos neptunianos, en términos astrológicos. Éstos son, en cierto nivel, procesos de indiferenciación, donde nos confundimos los unos con los otros, y donde, también, en una cierta comunión inconsciente nos entre-ayudamos a integrar los contenidos inconscientes que necesitamos integrar; es decir, yo al proyectar sobre ti contenidos, te utilizo para integrar lo que necesito integrar y tú haces lo mismo conmigo.
Así funcionan las relaciones y estos procesos sean los procesos humanos a través de los cuales crecemos, son inevitables, no se trata de criticarlos o de ridiculizarlos en absoluto. Sin embargo, es bueno darse cuenta de que representan un cierto nivel de indiferenciación; un poco el estado que reconocemos cuando vemos a alguien enamorado. Es muy bonito sentirse enamorado, pero en general nos sale una sonrisa cuando vemos a alguien enamorado porque lo vemos encegado, vemos que siente algo que realmente no existe, hay un cierto grado de ilusión en el enamoramiento, y quien no está enamorado lo ve claramente, aunque quien lo esté no lo vea porque lo siente intensamente.
Lo interesante y lo profundo de lo pisciano y de lo neptuniano tiene que ver con esta idea de indiferenciación. La función de Neptuno es disolver, como el agua que es un disolvente. Piscis-Neptuno es un factor acuoso que disuelve las fronteras, que es lo que nos hace porosos, lo que nos hace resonantes y que hace posibles estos fenómenos de identificación, de proyección, de transferencia. El enamoramiento, el hecho de conmoverse, de identificarse, esta porosidad, esta resonancia, son, evidentemente, una fuente de gran gozo y felicidad para todos nosotros, pero también una fuente de confusión. De hecho las Sirenas, que con su canto desvían a los marineros y los confunden, son seres mitológicos ligados a Neptuno, al océano.
Piscis es el último signo y este aprendizaje es un aprendizaje muy complejo, que sería, resumidamente, el de no confundir indiferenciación con unión. Como explicaba al principio y retomando esta metáfora del ciclo del agua, partimos de un nivel de indiferenciación muy alto, por ejemplo lo podemos observar en los niños que se identifican totalmente con su medio, con sus circunstancias. Luego, a lo largo de nuestra vida, vivimos experiencias y transformaciones que ojalá nos permitan desarrollar un cierto grado de discriminación.
De hecho la discriminación es una característica virginiana, es decir, propia del signo opuesto y complementario a Piscis. Así funciona el Zodiaco: por polaridad y complementariedad. Es decir que para poder vivir Piscis en un estado más elevado de conciencia, en un nivel más elevado de su espiral evolutiva, necesito desarrollar Virgo. Virgo es necesario para Piscis, como Piscis es necesario para Virgo.
Entonces, después de haberse experimentado, de haberse diferenciado, la consciencia puede volver al Todo, puede experimentar una unión. Éste es un nivel de conciencia al cual creo que sólo se puede llegar con la madurez, que es la conciencia de que como individuos, como conciencias individuales, sólo somos los agentes, pequeños y efímeros, de una conciencia mayor, la consciencia colectiva humana. Aunque que cuando vivimos nuestras experiencias individuales, las sentimos realmente como propias, como individuales, como únicas e intransferibles, a medida que vamos pasando niveles de conciencia y de madurez, vamos sintiendo y viendo con cada vez más claridad que lo que vivimos como seres humanos no es ni único ni intransferible,sino que realmente estamos todos viviendo lo mismo, desde puntos de vista ligeramente diferentes, y estamos todos contribuyendo a la misma conciencia global.
Así que la función de Piscis es sentirse parte del Todo, entenderse como parte del Todo, pero desde una conciencia capaz de discriminación y diferenciación; no desde aquella indiferenciación donde me refugio en un Todo en el cual floto, que puede ser cualquier tipo de ilusión, fantasía, de ensoñación; he mencionado el enamoramiento, pero hay otras formas que de alguna manera me ahorran el sufrimiento y el desgarro de sentirme separado.
Símbolo
Los peces pertenecen al medio del cual toda la Vida proviene; el océano, cuyo dios es Neptuno/Poseidon, simboliza el inconsciente colectivo, es decir el gran depósito de la memoria humana, los contenidos psíquicos que nos constituyen y en cuyas corrientes flotamos.
Los dos peces unidos simbolizan el movimiento circular de la vida y de la consciencia, que vuelve a pasar por experiencias y emociones que aún no han sido entendidas e integradas.
Datos técnicos
Para observar en una carta natal la fuerza relativa de la energía pisciana y de Neptuno, tendremos en cuenta los siguientes elementos: Sol, Luna o Ascendente en Piscis; Sol o Luna en casa XII; Neptuno en casa I, casa X o casa XII; varios planetas en Piscis; aspecto de conjunción, oposición o cuadratura entre el Sol o la Luna y Neptuno.